25/11/08

Isabel II jura la Constitución de 1837. Analisis de la obra

El pintor recoge en esta obra el momento en que Isabel II, adelantada su mayoría de edad para no tener que nombrar a un tercer regente, jura la Constitución de 1837, vigente en ese año de 1843, cuando la princesa se convierte en reina con tan solo trece años.

La escena, que trascurre en uno de los salones del Senado, nos presenta a la joven reina en el momento de jurar la Constitución que tiene delante, mientras apoya su mano en la Biblia. Subida al estrado, la acompañan altos cargos y jerarquías, presentes también entre el público. Éste, tanto en el salón como en las gradas elevadas, parece representar a las clases altas: las mujeres lucen sus mejores ropas, entre los hombres encontramos un significativo número de militares, con uniforme de gala; un cardenal, a la derecha, representa a la jerarquía eclesiástica. Chisteras y gabanes representan a la burguesía en el graderío. A la derecha de la imagen, la corona y el crucifijo hablan del mantenimiento de la tradicional alianza de altar y trono. No encontramos aquí ningún elemento popular, ni de alegre exaltación, contrastando vivamente la imagen con aquella proclamación de la Constitución de Cádiz.
La Regencia de Mª Cristina (1833/40), durante la minoría de edad de Isabel II, tuvo como principal condicionante las reclamaciones carlistas. La necesidad de buscar apoyo en el liberalismo explica el régimen del Estatuto Real de 1834, que introduce pequeñas reformas en la administración, pero manteniendo las viejas estructuras y el régimen oligárquico. La escasa apertura de éste régimen, junto con los problemas ocasionados por la Guerra Carlista, provocan revueltas ciudadanas y un distanciamiento cada vez mayor de los liberales progresistas, quienes apoyarán el Pronunciamiento de La Granja (1836) que obliga a la Regente a aceptar la Constitución de 1812. Ésta entraría nuevamente en vigor hasta que las cortes constituyentes, convocadas para adaptarla a los nuevos tiempos, elaboren en realidad otra nueva, la Constitución de 1837. Es entonces cuando se establece un régimen constitucional: soberanía nacional y declaración de derechos individuales; aunque, como concesión al moderantismo para buscar el consenso, se refuerza el poder de la Corona, que comparte el legislativo y ejerce el ejecutivo, las Cortes bicamerales se eligen por sufragio restringido y el Estado se declara confesional. Se restablece, además, la legislación económica, de carácter liberal, promulgada por las Cortes de Cádiz. Pero el triunfo moderado en las elecciones del mismo año 1837 supuso el abandono de la política reformista y el distanciamiento entre moderados y progresistas. Las protestas de estos últimos alentaron la insurrección popular y la renuncia de la Regente en 1840.


La Regencia de Espartero (1840/43) se desarrolló en una continua conflictividad política. Los métodos dictatoriales del general, la radicalización de los movimientos ciudadanos, el descontento de los industriales por la política librecambista y de los campesinos ante una desamortización que sólo favorecía a los propietarios, provocaron la renuncia de Espartero. Para evitar una tercera regencia, Isabel II asume los deberes de la corona.

Serán muchas las obras pictóricas que representan a Isabel II en distintos momentos de su vida. En la mayoría se la ensalza como heredera al trono o ya como reina, pero no faltaron las representaciones burlescas o satíricas en diversas caricaturas que hacían crítica de su labor como reina o incluso de su vida privada.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente su informacion y hermosa la pintura de la Condesa de Vilches Bendiciones

Unknown dijo...

La princesa es menor de edad en la pintura, hermosa

Gema Gómez Díaz-Caneja dijo...

Pues eso digo, reiteradamente, en el primer párrafo. ¿Qué partee no ha entendido?